Pongamos los contadores a cero, todos los indicadores,
barras, gráficas y demás herramientas de medidas a cero.
Cuando nacemos no tenemos la percepción de que algo malo nos
puede pasar. Hasta que no tocamos el fuego no sabemos que quema y así pasa con
el resto de las cosas. No entendemos que nos pueden pegar hasta que nos golpean,
no nos entra en nuestra cabeza que nos pueden hacer daño hasta que nos lo hacen, no conocemos la desconfianza
hasta que la tienes ni que existe el odio hasta que lo experimentas. Con cada
putada pulsamos el botón del contador y nos vamos convirtiendo en personas
menos infantiles y pasamos a ser mas “adultos”. Pongo la palabra adultos en
comillas porque parece que es esto va de la mano y lo tenemos asimilado aunque
no debería ser así.
Existe una fórmula para calcular tu contador: cuanto (mas) quemado (menos) niño (mas) desilusionado (mas) adulto (multiplicado) por tu edad (exponencial) a tus experiencias (igual) al resultado de tu vida.
Existe una fórmula para calcular tu contador: cuanto (mas) quemado (menos) niño (mas) desilusionado (mas) adulto (multiplicado) por tu edad (exponencial) a tus experiencias (igual) al resultado de tu vida.
Pongamos los contadores a cero, todos los indicadores,
barras, gráficas y demás herramientas de medidas a cero. Volvamos a nacer.
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