sábado, 29 de marzo de 2014

Huelga

“Ya no aguantamos mas, vamos a la huelga”. Las amigas feas de todos los grupos de amigas se han puesto en huelga. Están hasta la coronilla, dicen las mas educadas. Están hasta el coño, dicen las mas ordinarias. Cansadas de ser siempre el quinto plato. Cansadas de sentirse menos que nadie. No soportan mas enamorarse de ese chico tan guapo y que siempre se fije en las guapas del grupo. O peor aún, que se acerquen a ellas con la única intensión de contactar las amigas “top”.

Las guapas tampoco están muy preocupadas. Dicen que saben que las critican a escondidas. Que esas miradas de celos y envidia no se pueden ocultar. Que es incomodo tener que decir: “Ese pantalón te queda bien”, cuando por dentro piensan: “No te pruebes mas ropa porque toda te quedará igual de mal”.

Así que hoy se rompen las relaciones entre guapas y feas. Hoy cada una irá por su lado. Las guapas por una acera y las feas por otro. Se borraran del Facebook eliminando las fotos en las que salen juntas y hacen que al comparar la realidad se haga más obvia. Se bloquearan en el Whatsapp.

Las feas ya no tendrán que poner sonrisas de envidas ni las guapas volverán a verse obligadas a ser condescendientes. Las guapas secundan la huelga.

domingo, 2 de marzo de 2014

Tragaperras

Escena final.

La cámara se desliza lentamente. Penetra en la cafetería. Se para en la entrada. Camareros y clientes se van cruzando dejando ver al fondo a nuestro protagonista. Esta sentado en la barra sujetando una cerveza ya vacía con la mano derecha y la mirada sin alma atenta al suelo. Uno de los camareros le devuelve el cambio. Una moneda de veinte centimos. Poco dinero y es lo único que le queda en la cartera. No tiene dinero para coger ese tren que le puede cambiar la vida y ya lo ha asumido y a su vez lo ha sumido en la tristeza. Al girar la cabeza ve una máquina tragaperras. Mira su moneda que sujeta con los dedos índice y pulgar y de nuevo ojea la tragaperras. Brillo en su mirada. Esperanza.

Camina hasta la maquina e introduce parte de la moneda hacienda una parada de unos segundos antes de soltarla, lo cual aumenta la carga dramática. Golpea el pulsador. Los tambores giran. Siete rojo, siete rojo... Si sale otro siete rojo mas ganará 80 euros. Suficientes para el tren. Campana. Veinte sentimos menos.

El protagonista apoyado con ambos brazos en la tragaperras mira a la cámara y dice: “La historia de mi vida”.


Fin de la película.