viernes, 30 de marzo de 2012

Impulso


Esta mañana he abierto los ojos y desde el primer parpadeo ya me vino el impulso a la cabeza, con el segundo agitar de parpados ya me había pasado diez mil veces.
Dicen que todos tenemos un pequeño reloj biológico y que en ocasiones podemos medir el tiempo muy fielmente. A mí me suena este despertados cada mes y medio.
Hoy no tengo sentimientos ni mucho menos moral, me he levantado siendo “él”. No siento simpatía, no sé lo que es el cariño ni la piedad. Hoy es mejor que no te cruces en mi camino, evítame. No sé cómo describirlo, no sé qué diría Eduard Punset para poder explicarlo, que parte del cerebro involucran este comportamiento, que partes tengo más activas y cuales menos. Llevo muchos años respondido a esta llama interna y sé que en cualquier momento acabará, que me pillarán, pero es como intentar no respirar, es como concertarse para que tu corazón deje de latir, imposible. Si me preguntaras si me gusta lo que hago... no sé, sufro hasta el momento de hacerlo pero una vez estoy en ello es increíble, un pequeño orgasmo, un chupe de heroína inyectada directamente en vena. Si me dijeras que tienes una inyección que haría que no me despertara mas con esta idea... no sé, ahora mismo no puedo pensar demasiado, me voy a levantar y no me acostaré hasta que me cargue a alguien.

sábado, 24 de marzo de 2012

Expresión facial número uno


Sentado en el tranvía me advierte una pareja que estaban justo en la puerta. Estaban de risas, tonteando, haciéndose reír mutuamente. Se notaba que era un buen momento para los dos y que había “amor” entre esas dos personas.
Llegó la parada para uno de ellos, en este caso el chico. Al bajar, y como anteriormente estaba justamente en la salida, se miraron a través de la puerta que aun no se había cerrado, estaban vacilando y seguían de risas. Cuando se cerró la puerta el continuó con la broma haciendo muecas detrás del cristal. Al mirar al chico, veo que detrás de el había una chica sentada mirando la escena. Esa chica hubiera pasado desapercibida para mi si no hubiera sido por su expresión. Al ver aquella situación entre la pareja su expresión reflejaba una mezcla al 50% entre tristeza y alegría. Ese tipo de expresiones faciales que son difíciles de ver pero aunque no la hallas visto nunca sabes distinguir al visualizarlas.
Con esa expresión me dijo mucho más que con cualquier conversación que hubiera tiendo con esa desconocida. Me comentó al oído con esa cara que había mucha nostalgia para ella en aquella situación, que se sentía alegre por ver a dos personas que se llevaban tan bien y tan triste a la vez porque ella también había estado así con anterioridad. Esa imagen la transportó a otro momento de su vida, otro tiempo en el que ella era esa chica que se reía desde dentro de aquel tranvía y ese chico era su media naranja que ya no existía en su vida.
Dicen que la cara es el espejo del alma y estoy de acuerdo. Añado que hay expresiones faciales que dicen tanto como quinientas fotografías o cien páginas de un diario personal.

sábado, 17 de marzo de 2012

Vértigo


- Dime que se supone que tengo que hacer, porque motivo tengo que seguir para adelante. Sabes que ya todo me da igual, que este mundo ya no me parece un buen lugar para vivir. A mis cuarenta y cinco años nunca he encontrado el amor y algo me dice que nunca lo encontraré. Tampoco sé muy bien si existe...
No estoy feliz en el trabajo, no estoy contento en mi casa y no estoy alegre en la calle. ¿Se supone que tengo que seguir con todo esto?. No tengo motivación para despertarme cada día ni para acostarme cada noche. Todos los días me parecen tan grises y tóxicos como el humo de los tubos de escapes de esos coches.
Lo que me desconcierta es que estando aquí de pie me siento un poco mejor, y lo que no sé es si me encontró así porque veo el final o porque me a lo mejor sé que me echaré para atrás.
Dime qué coño tengo que hacer. Tu no lo puedes entender porque no estás en mi cabeza y no sabes como estoy por dentro. Tengo ganas de desaparecer de esta puta vida, ¿lo entiendes?. Cerrar los ojos y no volver a abrirlos más.

- Está bien Fernando... tranquilo. Sabes que tengo mucho vértigo. ¿Por qué no bajamos de aquí y lo hablamos?.

viernes, 9 de marzo de 2012

The walking dead


Un sonido más alto de lo normal me levanta de cama. Vuelvo oír otro golpe que al parecer viene de la calle, me asomo por la ventana y veo que está lleno de zombies. En ese momento me doy cuenta que estoy en un sueño e intento no despertarme, seguir con morpheo y comenzar una buena casería.

Pienso que al abrir el armario ya no habrá ropa y estará lleno de armas... lo abro, ¡bingo! (me encanta estar en un sueño controlado).
Comienzo a armarme. Primero me pongo una ropa de camuflaje: pantalón, camisa, chaleco antibalas y botas. Cojo un cuchillo que bien podría denominarse un machete (es importante una buena arma blanca, no se encasquilla ni se les agota la munición), dos pistolas mágnum de las gordas, una escopeta recortada y un rifle automático. Todo bien regado de mucha munición de punta hueca. Cuatro granadas de fragmentación, dos de humo y me pinto la cara a lo Rambo.

Joder, esto tiene que pesar más de 30 kilos... pero qué coño, es mi sueño y en el estoy más cuadrado que Arnold Schwarzenegger en depredador.

Bueno ya estoy listo, abro la puerta y la cierro con cuidado para no llamar la atención. Tengo unas ganas locas de empezar a gastar balas como un loco disparado a todo lo que se mueva. Al bajar las escaleras tropiezo y caigo, me parto el cuello, muero y me despierto. Joder, vaya mierda de sueño pienso.

Al despertar oigo a mi compañero de piso:

- M - Muere puto zombie, ra ta, ta, ta, ta, ta.

Estaba soñando mi sueño el muy cabrón. El capítulo de The Walking Dead que vimos antes de acostarnos nos ha llegado bastante profundo a los dos al parecer. Lo desperté de la envidia que me estaba dando. Maldita imaginación...

sábado, 3 de marzo de 2012

Escritora anónima


Veo chorros de tinta salir de esos tacones con tu caminar mientras vas dejando las calles llenas de palabras que se unen describiendo frases mientras compones prosa. No las recoges en ningún soporte, dejando solo que el ojo rápido y observador las vean ya que se borran poco a poco como las pisadas en la arena de la playa.

Me encanta seguirte por la calle e irte leyendo, mantener una cierta distancia para que me dé tiempo a leer esa pequeña historia que siempre tienes que contar. Siempre me sorprendes con algún giro argumental o con un final inesperado haciendo que nunca me aburra al leerte.
Cuando estas triste se nota al instante, se nota en el tono dramático de tu historia y aunque no lo sepas haces llorar al lector o si estas alegre también se nota y me arrancas una sonrisa en cada párrafo.

Da igual que tú no te des cuenta de nada de esto porque no hace falta, solo tienes que seguir caminando y dejando que tus pisadas escriban por ti, todo lo demás sobra.