domingo, 18 de noviembre de 2012

Auto inyecta tu vida.

-    ¿Conoces esos asientos de los cazas militares que tienen un botón que lo auto inyecta fuera del avión y posteriormente se abre un paracaídas?.
-    Mmm...  si, si. Los he visto en muchas películas.
-    Ese botón se pulsa cuando estás en un apuro. Ya sea porque has perdido totalmente el control del avión o tengas la certeza de que te van a derribar.
-    Si, ¿a dónde quieres ir a parar?.
-    Siempre tengo ese botón a mano en mi vida.
-    ¿Me estás diciendo que en cualquier momento puedes mandar todo a tomar por culo, dejarlo e irte de rositas?.
-    Así es. Por eso nunca elijo nada que me pueda atar demasiado.
-    Eso es absurdo... en algún momento tendrás hijos, tendrás mujer, tendrás un hogar y ya no habrá vuelta atrás.
-    Siempre puedo apretar el botón antes de que eso llegue a pasar. Mira, no voy a dejar que eso pase, ¿me oyes?. Te digo que siempre tengo a mano ese botón. Nunca me meteré en una hipoteca, nunca tendré hijos, nunca me casaré. Escúchame bien: No admitas nada en tu vida que no puedas dejar en 30 segundos si la pasma te pisa los talones.
-    Espera... eso es de una peli... si, si, es de la peli Heat. Esa en la que Robert De Niro es un ladrón de bancos y Al pacino es un policía, ¿no es cierto?. Seguro que anoche vistes esa película, te flipaste tu solo y ahora me vienes contando toda esta historia en plan interesante,  ¿no?.
-    Eh... recuérdame que no te presente mas películas y pídeme otra copa anda.


martes, 6 de noviembre de 2012

Me encanta prohibir

Como nos encanta prohibir y prohibir. Después de que pasara la gran desgracia de las muertes de las chicas en la macro fiesta en el Madrid Arena, lo que les ocurrió a las cabezas pensantes de nuestros políticos de turno fue prohibir toda la clase de macro fiestas en recientes públicos. Y así, muerto el perro muerta la rabia.

Ya puestos, propongo que cuando haya una muerte en un estadio de fútbol (que ha habido muchas) se prohíban los partidos. Que cuando alguien muera en una carrera de fórmula uno en nuestro país los políticos la prohíban para siempre. Que si en algún momento se produzca una matanza al más estilo americano en alguna universidad también se prohíban las universidades en España. Vaya cabezas pensantes tenemos como nuestros dirigentes. Si los dejamos pensar demasiado prohibirán los hospitales porque dentro se producen muertes.

Hay dos opciones para el caso del Madrid Arena: uno, endurecer las condiciones con las que la empresa que explota el reciento garantice la seguridad como aumentar el dispositivo de seguridad, una revisión mas exhaustiva de la gente que entra para que evitar que introduzcan armas y demás objetos peligrosos, exigir que se cumpla el aforo máximo llevan un control; y dos, prohibir toda celebración en el recinto y punto.

A nadie se le ocurre que si hay un muerto en el Madison Square Garden de Nueva York se cierre a cualquier acontecimiento multitudinario pero España debe ser “diferent”. O puede que a ellos no se les ocurra utilizar un recinto que no ha pasado por una serie de verificaciones de seguridad porque al ser un edificio público no requiere de licencia. O simplemente puede que nos encante prohibir y prohibir en lugar de educar y educar porque es mucho más fácil darle un bofetón a un hijo.


viernes, 2 de noviembre de 2012

Contadores

Pongamos los contadores a cero, todos los indicadores, barras, gráficas y demás herramientas de medidas a cero.

Cuando nacemos no tenemos la percepción de que algo malo nos puede pasar. Hasta que no tocamos el fuego no sabemos que quema y así pasa con el resto de las cosas. No entendemos que nos pueden pegar hasta que nos golpean, no nos entra en nuestra cabeza que nos pueden hacer daño hasta que nos lo hacen, no conocemos la desconfianza hasta que la tienes ni que existe el odio hasta que lo experimentas. Con cada putada pulsamos el botón del contador y nos vamos convirtiendo en personas menos infantiles y pasamos a ser mas “adultos”. Pongo la palabra adultos en comillas porque parece que es esto va de la mano y lo tenemos asimilado aunque no debería ser así.
Existe una fórmula para calcular tu contador: cuanto (mas) quemado (menos) niño (mas) desilusionado (mas) adulto (multiplicado) por tu edad (exponencial) a tus experiencias (igual) al resultado de tu vida. 

Pongamos los contadores a cero, todos los indicadores, barras, gráficas y demás herramientas de medidas a cero. Volvamos a nacer.