- Por fin, el otro día, seguí un consejo de Luis.
- ¿De Luis?. Cuenta, cuenta.
- Sabes que desde que me apunté a esa página de contactos tan famosa suelo tener citas a ciegas, ¿no?.
- Si, si... por lo que me cuentas no suelen salir muy bien o no suelen durar mucho si se convierten en relación.
- ¡Exacto!. Ese es el problema.
El otro día hablando con Luis de este tema me dijo que tenía la clave para no perder el tiempo con una chica con la que no va a funcionar. Un consejo para no malgastar los días con alguien con la que no tengas unas altas probabilidades de que sea tu “media naranja” y después de un tiempo se vaya todo a la mierda.
- Me estas intrigando. ¡Cuenta!
- La cosa es simple. Normalmente, por no decir siempre, quedamos en algún restaurante o alguna cafetería. Pues en la mesa, después de las típicas preguntas triviales que estamos obligados a formular, tienes que presentarle a tu bomba.
- ¡¿Qué coño?!.
- Así como lo oyes. Ponle encima de la mesa lo peor de ti, lo más oscuro, lo que más vergüenza te de de ti mismo. Dile cuál es tu peor defecto, que es lo infame que has hecho, donde es lo más bajo que has podido llegar a caer.
Si después de escuchar tu bomba o tus bombas, si después de contar tu mierda no sale corriendo, solo en ese momento, sabrás que puedes tener algo con ella a largo plazo. Es simple, lo verdaderamente importante no es lo mejor de ti, si no lo peor. Está claro que lo mejor de ti le gustará pero lo que realmente puede tirar a la mierda una relación es lo peor. Presenta tus cartas antes de empezar la partida porque no vale la pena llegar a la ultima mano con unas cartas con las que sabes que no tienes ninguna posibilidad de ganar.
- Y bien...
- ¿Y bien?, ¡Ah!. ¿Me preguntas si lo hice?.
- Claro. Le enseñaste tu mierda y aun así la chica se quedo y en lugar de mandarte a tomar por culo ella entendió que ese modo de abrirse hacia ella era un acto valiente, que debía ser tenido en cuenta. Que ese acto denotaba que eras una persona sincera y que la sinceridad es lo mas importante en el mundo.
- No. Se levantó, me tiró su copa en la cara y se largó. Un consejo... miente. Y nunca le hagas caso a Luis.
sábado, 30 de noviembre de 2013
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